Pregunta seria, ¿es necesario que el cubrebocas combine con mi atuendo?, preguntó Món, una twittera que enfrentó el dilema hace unas semanas, cuando fue citada a una junta de trabajo presencial luego de casi tres meses de exclusivo home office y juntas virtuales. Los tuits no le ayudaron a resolver la duda.
Sin embargo, ella pudo optar por la tradicional mascarilla de papel azul, blanco o rosa que venden en las farmacias, un cubrebocas de tela de los que hoy pululan en las esquinas o incluso algo más chic y, sí, acorde a su outfit del día.
“Hace ya un rato que ofrecemos cubrebocas con diseños en la tienda online”, dice Marcos Guerrero, director de marketing de C&A México, “en la nueva realidad se usa como parte del guardarropa, ya no puede faltar”, dice y presume que ya tienen las licencias para la nueva colección con personajes infantiles y estarán listos para el regreso a clases.
Los futbolistas de clubes europeos pusieron de moda cubrebocas con los escudos de sus equipos; Disney lanzó en junio colecciones con personajes de sus franquicias más famosas (princesas, Marvel, Pixar y Star Wars), y en México varias marcas de ropa casual como Scappino mantuvieron sus talleres activos al fabricar mascarillas con telas sobrantes de sus camisas y playeras de primavera-verano.
También algunos diseñadores mexicanos entraron a la tendencia, pero con causa. Benito Santos tiene a la venta unos de popelina en diversos colores pastel, para recaudar fondos y fabricar filipinas que donará a personal médico en Jalisco; por su parte, Itzel Hazas diseñó Florecer, una funda para cubrebocas con aplicaciones que parecen un jardín primaveral, del que 50% de las ganancias irán a Save the Children.
“La inspiración nació de aceptar nuestra nueva realidad y de no solo hacer un cubrebocas, sino también dejar un mensaje ante la situación que estamos viviendo: Toda adversidad que se presenta en la vida es una oportunidad para florecer y ser nuestra mejor versión”, dice Hazas.
Es un producto sanitario; sin embargo, su uso generalizado y cotidiano ha convertido al cubrebocas en una prenda imprescindible para protegernos y proteger a los demás.
Por Taboola Georgina Navarrete | Vía milenio.com
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